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Alejandra Pizarnik


Nació el 19 de abril de 1936 en Avellaneda, una ciudad ubicada en el Gran Buenos Aires. Ese fue el lugar que eligieron para vivir sus padres inmigrados de Rusia. Su formación tanto como su lenguaje fue una búsqueda. Después de concluir su bachillerato estudió en la Facultad de Filosofía yLetras en la Universidad de Buenos Aires y también periodismo, sin llegar a terminar ninguna de ellas. También aprendió artes plásticas con Juan Battle Planas y su estilo naif de dibujos inunda sus manuscritos y diarios con la misma obsesión por la infancia que su poesía tiene. Su mayor aprendizaje sucedió en el perfeccionamiento de un lenguaje apropiado para lo innombrable. “Cómo explicar con palabras de este mundo” cuestiona uno de sus más celebrados poemas.

Esa búsqueda se manifiesta desde sus primeros libros, La tierra más ajena(1955) al que le siguieron La última inocencia(1956) y Las aventuras perdidas(1958). Para muchos críticos la autora se consagra con El árbol de Diana(1962) cuyo prólogo fue escrito por Octavio Paz. Para entonces se encontraba en Paris, donde Alejandra estuvo los primeros años de la década del 60. Allí conoció a Julio Cortazar y colaboró como correctora y traductora en diversas revistas europeas y latinoamericanas. Ya en Buenos Aires publica Los trabajos y las noches (1965).

En 1967 conoce a Silvina Ocampo con quien mantiene una férrea amistad que se refleja en sus diarios y correspondencia. "El humor, la poesía, el sentido de lo tenebroso y absurdo que se esconde bajo las apariencias más inocentes, la devoción a la literatura y a la vida fantástica, fueron los cauces que hicieron inevitable la relación de Alejandra Pizarnik y Silvina Ocampo” comenta Ivonne Bordeloisen el libro "Correspondencia Pizarnik".

En 1968, recibe la Beca Gughenheim y escribe La extracción de la piedra de locura, donde un grado mayor de hermetismo comienza a aparecer. Esa experimentación con las palabras y los significados abre nuevas dimensiones a la poesía en español. 

Sus influencias habían sido Baudelaire, Rimbaud y otros poetas simbolistas franceses como Verlaine. Por supuesto, también retomó aspectos de la experimentación con el lenguaje que habían realizado las vanguardias francesas aunque en Alejandra Pizarnik el sentido lúdico de las vanguardias se fusiona a sentidos más esenciales y profundos


Después del infierno musical (1971) escribe la obra de teatro Los poseídos entre lilas y demuestra la misma habilidad con la prosa en La condesa sangrienta. En ambasobras Pizarnik altera el género para crear un estilo novedoso y único. Esos fueron sus últimos libros. 

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