En el caos mitológico que la poeta evoca, el único acontecer fuera del desorden es un círculo de mutaciones. El camino que la profecía traza parece determinado por el mismo movimiento que da vida a las palabras. No es un devenir fácil. La mutación puede ser violenta. El libro de poemas “Azar del trueno” de Esther Pagano Merkert editado por Baldíos en la lengua (2022) tiene varios niveles de lectura, cada poema parece continuar en el siguiente, los últimos versos dan paso a los primeros del poema posterior haciendo girar el círculo. También se pueden leer las palabras del I ching que funcionan como epígrafes, con cierta autonomía, o escapar de la rueda para quedarnos con un poema como quien aprisiona un fragmento de sabiduría oriental. Esa voz que aparece en la escena del crimen, donde zumban cercanas balas y fantasmas, nos invita a buscar los sentidos de un pensamiento milenario para salir inmunes. Es verdad, que el enemigo da golpes bajos, la soberbia y la vanidad p...
-¡Que extraño! -dijo la muchacha avanzando cautelosamente-. ¡Qué puerta más pesada! La tocó, al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe. -¡Dios mío! -dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Cómo, nos han encerrado a los dos! -A los dos no. A uno solo -dijo la muchacha. Pasó a través de la puerta y desapareció. El autor de este cuento, I.A. Ireland, erudito inglés, nacido en Hanley, en 1871. Afirma ser descendiente del afamado impostor William Henry Ireland, que improvisó un antepasado, William Henrye Irelaunde, a quien Shakespeare habría legado sus manuscritos. Sin embargo, Ninguno de sus libros parece existir. Es enormemente conocida la ávida afición de Borges y Casares por los seudónimos o el juego con el problemático concepto de autor. En la misma época que firman como Honorio Bustos Domecq, deciden editar la antología de textos fantásticos, publicada finalmente en 1940 y reeditada en 1965. El año 1947 en la revista estadounidense Avon ...